Si no encuentras tu lugar en el mundo, si no puedes expresar tu sentir ni vivir tu contribución a los demás, aunque hayas logrado rodearte de objetos, y comas y duermas lujosamente, ¿puedes ser feliz? Como humanidad, necesitamos urgentemente la profundidad de pensamiento que nos otorgue paz y comprensión inmediata, sin la trampa de las distracciones artificiales. La paz necesaria para buscar y encontrar tu verdad personal y atravesar las etapas del desarrollo físico y emocional, acercándote así a tu potencial espiritual latente. Y la comprensión justa para reinterpretar tus conflictos inevitables y volverlos oportunidades de trascendencia emocional y espiritual.